jueves, 11 de febrero de 2010

Pertinencia de la enseñanza de los valores en la Ética, como una disciplina básica de la Filosofía.

Pertinencia de la enseñanza de los valores en la Ética, como una disciplina básica de la Filosofía.

Dante E. Bello Martínez

dante.martinez@cch.unam.mx

Estado del Arte.


Para poder ubicar la pertinencia de los contenidos axiológicos en la Ética, en la Filosofía y en los subsistemas de educación media superior, es necesario plasmar primeramente un estado del arte de la sociedad en general, en ella los alumnos ponderan sus propios valores, los comparan con las escalas de valores que revisan en la escuela, con los que les inculcan desde la familia, con los que proyecta el gobierno y los medios de comunicación masiva, con los que dictan las doctrinas a su alcance, y con los que intercambian y comparten con otros jóvenes -escolarizados o no- en ésta misma sociedad y en los ámbitos económico, político, cultural, social y educativo, principalmente.

a) Ámbito Económico: Una pobreza extrema, generalizada y creciente, que se ha tornado en el campo de cultivo idóneo para la propagación de la frustración, el fracaso y el miedo; y que se ha volcado a manifestarse en violencia, terror, agresión y muerte. La distribución amorfa de la riqueza que ha desplazado a las clases medias y bajas, generando desesperación en la necesidad y la miseria. Una pobreza tal que ha nutrido enormemente a la delincuencia.

b) Ámbito político: La tergiversación de la política que abandonó la discusión sublime de las ideas, que se ha distanciado del interés por la cosa pública y más bien ha adoptado los intereses particulares, que se ha convertido en un mecanismo de aseguramiento y preservación de élites.

c) Ámbito cultural: El detrimento de la cultura que no ha encontrado en todos la manera adecuada de complementarse con la tecnología, que se enfrenta a la des-humanización que se ha anidado en la enajenación de los artefactos y el hedonismo. Una cultura desprovista de la sensibilidad humana, donde se ignora o confunde la belleza, sino es que se deforma en los rasgos grotescos y socialmente aceptados de las manifestaciones contemporáneas.

d) Ámbito social: El tejido social dañado por el individualismo exhacerbado, la destrucción de los goznes societales que desvincula a las personas entre sí, la masificación desmesurada de muchos medios de comunicación sin regulación alguna, el ensimismamiento comercializado y mercantilizado.

e) Ámbito educativo: El problema de la educación en México que cotidianamente batalla con el rezago de contenidos y habilidades, inconsistencias epistémicas, prácticas docentes contaminadas por grupos de influencia ajenos al ámbito académico, didácticas incompletas, lecturas equívocas de las tradiciones pedagógicas de cada modelo educativo.

Competencias y “Compentencias”, la problemática.

Las principales preocupaciones del proyecto Tunning, retomadas en la Reunión de Bolonia (curiosamente, una de las primeras Universidades, que para constituirse como tal desde la figura de una escuela catedralicia, exige la presencia fundante de la Filosofía y las Humanidades para constituir saberes y facultades madre) se han basado en un sentido de las competencias diferente al que estamos acostumbrados a entender en la realidad del sistema educativo mexicano. La preocupación por lo competente viene dada por una búsqueda genuina de los profesionistas europeos por homologar criterios, enseñanzas, contenidos, métodos, resultados, certificaciones, etc. Ésta búsqueda puede tornarse en legítima si procede desde una auténtica profesionalización de los estudiantes, si tiende a un desempeño limpio y ético de la profesión y de lo aprendido. Unas competencias dirigidas a mejorar el desempeño profesional, colegiar las conclusiones de la ciencia y la investigación, hallar las mejores prácticas y los mejores resultados, legitimadas en sus valores, con la finalidad de optimizar la función social del saber, del conocer, del aprender y del hacer.

Entre tanto, para una gran mayoría de la población de la educación media superior, que se desenvuelve en el ámbito de la educación pública en México, el competir, el ser competentes, ha estado presente de manera significativa en la cotidianidad de la carrera académica, en la obtención del tiempo completo, en las plazas de profesores de carrera, y todo esto arroja antivalores de una “competencia” venida a menos, destructiva, tramposa, denigrante, que se transmite a los alumnos, quienes aprenden a “competir” en estos términos. Docentes y alumnos empiezan a dubitar sus propios principios, en donde se justifican por relativismo o utilitarismo la consideración, la discusión e implementación de contravalores.

Aquí radica el gran problema: adoptar un modelo europeo de competencias en un contexto totalmente diferente, como lo es el sistema educativo mexicano, con sus carencias, sus distintas virtudes, y en donde la manera de competir ha sido entendida de manera distinta y que puede radicalizar las prácticas burocráticas negativas, acentuar las diferencias entre docentes, y reducir las necesidades educativas a la perspectiva de lo competente, y no de lo necesario; representa en sí mismo, un problema de valores en la educación. Y este problema se acentúa en cada ámbito de la sociedad como los expuestos en el estado del arte, porque la educación influye en todos estos ámbitos. Habría que preguntarse cuantos modelos educativos han adoptado este relativismo, este utilitarismo y estos contravalores que hemos precisado.

Considero que la necesidad de los valores en la Ética como una disciplina básica para cualquier nivel educativo es evidente, pero antes de fundamentar ésta postura, primero quiero aportar un breve esbozo de lo que concebimos por axiología y valores desde una perspectiva filosófica resumida.

Axiología y Valores.

De entrada, Ferrater Mora vincula la axiología a la moral: “El concepto de valor se ha usado con frecuencia en un sentido moral; mejor dicho, se ha usado con frecuencia el término valor con la calificación de moral.”[1] El valor, centro de la axiología, es evocado por Ferrater Mora desde la propuesta de Emanuel Kant sobre «La Fundamentación de la Metafísica de las costumbres», trasladándolo hacia su propia definición: “Kant, cuando habla del «Grundelung zur Metaphisik der sitten» se refiere a un valor moral y más exactamente, de un valor auténticamente moral.”[2] Es así que Ferrater Mora, en el mismo párrafo, propone el tratamiento del concepto de valor, sobre el concepto de axiología: “Trataremos del concepto del valor en un sentido filosófico general como concepto capital en la llamada «terna de los valores», «axiología» o «estimativa».” El valor, es pues, la unidad básica de disertación ética y moral, desde donde se orienta la axiología.

Por su parte, Nicola Abbagnano reconoce la importancia de la axiología y su abarcante pertinencia: “La teoría de los valores fue reconocida hace algunos decenios como parte importante de la Filosofía. Se le consideró como la totalidad (…) Los primeros ensayos: Di la Pie, en la «lógica de la voluntad», Hartmann, «Compendio de Axiología». También se buscó en la Timología.”[3] Con esto, podemos afirmar que la totalidad como concepción filosófica, incluye toda la realidad, lo que compete a la sociedad, la política, la cultura, la economía, la educación, etc.

En realidad, la Axiología en cuanto disciplina filosófica no tiene mucho tiempo desarrollándose como un intento de conceptualización de los valores, desde la visión de Risieri Frondizi: “Los valores constituyen un tema nuevo en la Filosofía: la disciplina que los estudia –la axiología- ensaya sus primeros pasos en la segunda mitad del siglo XIX. Es cierto que algunos valores inspiraron profundas páginas a más de un filósofo desde Platón en adelante, y que la belleza, la justicia, el bien y la verdad fueron temas de viva preocupación de los pensadores en todas las épocas.”[4] Los valores tuvieron una primera manera de ordenarse en Frondizi, esto es, bondad (valor positivo) o maldad (valor negativo, contravalor o antivalor), continuando la cita: “No es menos cierto sin embargo, que tales preocupaciones no lograban recortar una región propia, sino que cada valor era estudiado aisladamente. Los intentos de axiología se dirigían, sin excepción, a valores aislados y en particular, al bien y al mal.” En resumidas cuentas, la axiología es la disciplina filosófica que se encarga del tratamiento de los valores de manera individual y grupal, para que la ética los tome en cuenta en el discernimiento acerca de lo bueno y lo malo.

Frondizi ha propuesto algo importante: que los valores no son exclusivamente, entes autónomos puramente éticos, sino entes heterónomos y por lo mismo morales, lo cual nos ayudará a la hora de distinguir el albedrío de la voluntad popular, el ethos del moris, el discernimiento personal de la norma social: “Dijimos que los valores no existen por sí mismos, al menos en este mundo: necesitan de un depositario en que descansar (…) Por ser cualidades, los valores son entes parasitarios –que no pueden vivir sin apoyarse en objetos reales- y de frágil existencia, al menos en tanto adjetivos de los «bienes».”[5]

A su vez, los valores son polares, es decir, tienen un lado bueno y otro malo: “Una característica fundamental de los valores es la polaridad. Mientras que las cosas son lo que son, los valores se presentan desdoblados en un valor positivo y el correspondiente valor negativo.”[6] A su vez, los valores poseen una jerarquía dentro de una escala y son clasificados para su estudio: “Los valores están, además, ordenados jerárquicamente, esto es, hay valores inferiores y superiores. No debe confundirse la ordenación jerárquica de los valores con su clasificación.”[7] Siendo así, estos valores los jerarquizamos para priorizarlos y darles cauce; pero también los clasificamos para comprenderlos y profundizar en ellos. El orden está en función de comprender los valores, y la jerarquización está en función de socializarlos, utilizarlos para discernir y politizarlos en el sentido correcto de la palabra.

Por otra parte, Frondizi manifiesta que los valores son objeto de discusión al interior de la esfera pública, más allá de su teorización filosófica: “Los problemas fundamentales de la axiología no se plantean únicamente en los libros, revistas y congresos filosóficos, sino que están presentes en las manifestaciones más diversas de la vida diaria.”[8] Al ser los valores, cosa pública, son objeto de estudio y observancia en todos los campos y para todos los seres humanos, continuando la cita: “Las más complicadas cuestiones axiológicas se debaten a diario en la calle, en el parlamento, en el café y en las casas más humildes, si bien con una actitud y un lenguaje poco filosófico.”

Para Frondizi, el problema de los valores objetivos y subjetivos comienza por el sujeto que valora: “El valor será objetivo si existe independientemente de un sujeto o de una conciencia valorativa; a su vez, será subjetivo si debe su existencia, su sentido o su validez a reacciones ya sean fisiológicas o psicológicas, del sujeto que valora.”[9] A final de cuentas, un valor objetivo será perenne o permanecerá en la conciencia colectiva independientemente de los intérpretes que lo desmenuzan y lo desnudan. Así, los valores de la democracia no dependerán de una cabeza, sino de lo que el ejercicio de ésta deja en los pueblos como valores afianzados. Los valores se detectan en los consensos colectivos mediante la Axiología, como parte del discernimiento moral y ético.

Samuel Ramos trata este mismo asunto, desde la diferencia entre el placer y lo valioso, deja ver que el valor nos permite estimar algo y convertirlo en objeto de deseo: “El deseo y el valor son tan independientes uno de otro que es posible estimar una cosa sin desearla o desear una cosa sin estimarla. En todo caso, cuando el deseo y la estimación van juntos, es aquél el que sigue a esta última, y no la estimación al deseo como erróneamente se supone.”[10]

Por otra parte, Ramos menciona que al abrir la conciencia, uno transita de los valores aparentes a los valores que forman parte de la propia naturaleza: “En los momentos en que el sujeto se desprende de sí mismo y abre su conciencia a la realidad de las cosas, descubre que tras el velo de los valores aparentes, ellas poseen otros valores que son parte de su naturaleza y que nuestra voluntad no puede cambiar.”[11] De estos valores de la propia naturaleza, Ramos infiere la validez y legitimidad de estos mismos valores, en cuanto objetivos, es decir que están reconocidos universalmente, continuando el parágrafo: “Hay un orden de valores objetivos que no dependen ni del placer ni del deseo. No valen las cosas por lo que deseamos, sino que las deseamos porque valen.”

Para Antonio Caso, a diferencia de Frondizi, el valor no cabe como entidad y tiene una implicación directamente social: “Los valores no son entes, sino valentes sociales, ideales colectivos necesarios, respuestas orgánicas de todos a una misma causa interior o exterior. La sociedad es el gran sector de la realidad en donde los valores se construyen y organizan.”[12] Para que estos valores se tornen en absolutos (objetivos), se necesita de la colectividad, y continuamos leyendo: “Lo que uno cree y otro no, no es verdadero; lo que uno cree bello y otro no, no es bello; lo que para mi es santo y para ti no es santo, no es santo. La sociedad, la unidad, la uniformidad, la necesidad estimada sin discrepancia por todos, es lo absoluto.” Tal vez la objetividad que le aporta la socialización a cada valor, le aporta también en cuanto existencia como entidad social.

Los valores, en resumidas cuentas, son potencias estimativas, entes parasitarios que se alojan en el ser humano, es decir, valentes sociales e individuales, polares en cuanto sus extremos, que permiten discernir conductas, hábitos, costumbres y que orientan al bien y evitan el mal. Aparentemente, toda la teoría en torno a los valores, presenta puras bondades que no solicitan encontrarse estimadas solamente por algún individuo o institución, puesto que, independientemente de ello, son estimados y consensados socialmente. Entonces ¿Por qué se les rechaza o se les ignora? ¿Cuál es la causa de que todas estas bondades estén en crisis? ¿Qué rasgos de la civilización contemporánea impiden que todos tengamos claridad y facticidad sobre estos valentes polares estimados y buenos?

Tal vez la economía, la política, la sociedad, la cultura y la educación han crecido bastante mientras que la Axiología es una disciplina relativamente nueva, aunque la Ética nos venga desde Nicómaco. Puede ser que la sociedad posmoderna, críptica, metalizada, globalizada, pragmática, empírica, positivista y subjetivista haya decidido ignorar los valores, debido a que se contraponen a los intereses económicos, a que nos evitan pensar en nosotros antes que en alguien más, nos evaden de la “realidad individualista” y nos desubican en la otra realidad, la que se encuentra compartida en la alteridad y nos convierten –para nuestra desgracia- en seres críticos, reflexivos, personas de convicciones y de principios que le estorban al pensamiento liberalizado y monetarizado a extremo. ¿Debemos acaso abandonar los principios de autonomía en las Universidades públicas para dictar las conciencias según los postulados de la OCDE, el FMI y el Banco mundial?

¿Será acaso que la metodología de los valores esta pasada de moda? o peor aún, ¿Estamos ante el ocaso de los principios que finalmente han sucumbido para dar paso a la era del funcionalismo y la conveniencia pura?, ¿Qué dirá la Historia cuando rememore el paso de una edad de las convicciones, los principios y los valores?, ¿Cómo citarán los intelectuales a ésta etapa, acaso “la edad de los valores”, “el retroceso a los principios”, “la moral victoriana y la moral contaminada por la Ética”?... esto es grave, definitivamente, e inhumano.

Manifestaciones de la civilización sin Axiología y sin ethos.

Las prácticas fraudulentas en todos los niveles económicos: Han sido numerosos los casos de empresas y entidades que se han visto inmersos en problemáticas de desfalcos, bancarrotas, fraudes genéricos, en el marco de las economías de mercado, carentes de regulación, observación ciudadana, transparencia y rendición de cuentas. Basta con mencionar los recientes casos de Freddie Mac y Fannie Mae en torno a los asuntos hipotecarios de los Estados Unidos de América, o de manera más local, lo concerniente al FOBAPROA/IPAB en nuestro país. Sería necesario mencionar que las escuelas de economía, contaduría y administración en las Universidades de prestigio como Harvard, Oxford, Yale, Stanford y Cambridge “han incentivado” la formación Ética de sus profesionistas con una mirada de preocupación.

La subjetividad de la objetividad en los medios de comunicación respecto de las opciones políticas al alcance de la ciudadanía: Un problema global ha sido el de la falta de veracidad de parte de los medios masivos de comunicación.
Algunas de las corrientes modernas del periodismo y la información, se han atrevido a plantear que la objetividad en los medios no existe, abrazando la subjetividad como plataforma de desplazamiento de los criterios periodísticos, poniéndolos al servicio del comercio; lo que vende es lo que aparece en los medios, por más inverosímil y disparatado que parezca. Nadie puede tener la verdad completa, por lo que el periodismo de opinión ha desplazado al de información. Ante esto, las estructuras políticas, han sucumbido en la era de la información, y las campañas políticas se han confundido con las guerras de descalificaciones y discursos sucios. La realpolitik ha continuado por ésta línea, en detrimento de la política legítima. Los medios han obtenido incontables y ofensivas ganancias de la política sucia. En nuestro país, los dueños de los medios tienen doblegadas las reformas propuestas a fondo. Las campañas políticas siguen siendo un negocio redituable que ninguna empresa de información y comunicación se quiere perder. La reforma política en México, se discute en pesos y centavos, sin criterios de verdad ni principios.

La cultura insensible o apartada de la belleza: Las manifestaciones culturales que a últimas fechas imperan, se ven más cercanas a las economías de mercado que a las sensibilidad, el placer y la belleza estéticas. Se nos ha olvidado que el arte sensibiliza al ser humano y lo prepara a través del bien sensible para asumir completamente al bien en todos sus niveles, arrojando resultados que nos recrean en el gozo, el disfrute y el deleite. Los extremos contraculturales, que recuperan estas expresiones, son vistos con menosprecio de parte de los poderes fácticos y los grupos de interés económico, puesto que pueden lesionar su prestigio al sensibilizar y compaginar con la vida intelectual. Para muestra, basta con apreciar lo que se muestra a nivel de Arte en México, la escasa difusión de lo que vale la pena desde el punto de vista meramente artístico, y por el contrario, la mercantilización de la cultura.

La sociedad fragmentada por la violencia, el terror y la muerte: La diversidad de manifestaciones del crimen encuentra en la pobreza, la más radical de sus causas. El desarrollo del narcotráfico y la industria del secuestro, el aumento en los índices de robo y asalto, con eventualidades cada vez más crueles y des-humanizadas, son el producto de una sociedad desesperada, golpeada en lo económico y lo político; el daño irreparable del tejido social, la educación deficiente o insuficiente, son todas manifestaciones evidentes de una cultura del terror. Las lecciones del 11 de Septiembre de 2001 y del 11 de marzo de 2003 en Nueva York y Atocha respectivamente, ha encontrado resonancia en los lamentables sucesos del 16 de Septiembre de 2008 en Morelia, Michoacán. Ya no hay lugar seguro en el México de nuestros tiempos.

La educación contravalorada, denigrada y humillada: Y en medio de todo esto, la educación en México, que posee bajos índices de rendimiento y con acontecimientos de malestar social que la someten, van dando pauta para que algunos padres consideren la posibilidad de retirar a sus hijos de las escuelas, puesto que es mucho el riesgo y no tiene caso si aprenden a manejar negocios desde la enseñanza familiar. Una educación incompetente, que intenta reivindicarse asumiendo parámetros de competencia que no conoce.

La RIEMS

Ante todo esto, se decreta en Octubre de 2008, por parte del Gobierno de México una Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS), que ostenta como pilares fundamentales: 1. la creación de un sistema nacional de bachillerato, 2. a partir de la pertinencia de la formación ya ofertada en los distintos subsistemas e instituciones, y 3. que facilite la permanencia y el libre tránsito entre modalidades y subsistemas. Todo esto, dentro de un marco curricular común.

Esto puede suponer una buena intención de parte de los diseñadores de la presente reforma, pero surgen algunos cuestionamientos: ¿Un sistema nacional de bachillerato precisa la rigidez de un marco curricular común o puede darse sin que ese marco se cierre tanto a la variedad de subsistemas?, Si esta RIEMS parte de la pertinencia de la educación ya ofertada, ¿No implicaría esto una primera consulta libre y participativa -fuera de todo intento de coacción- a todos los docentes y alumnos que se encuentran en los distintos subsistemas de bachillerato y que están en medio de este proceso? Y por último, ¿Para qué esta contemplado el tránsito entre modalidades y subsistemas?, ¿acaso para facilitar el tránsito de la mano de obra de los bachilleres? O ¿Cuáles son los fines de profesionalización que no alcanzamos a contemplar? Para suponer esa buena intención, necesitaríamos que todas estas interrogantes y otras más fueran transparentadas y que no pasaran exclusivamente por el escritorio de los funcionarios de la educación. Esa buena intención tiene que ser explicada y fundamentada.

La RIEMS busca adoptar en su marco curricular común tres tipos de competencias: las genéricas, las básicas y las profesionales-extendidas.

Las competencias genéricas deben ser claves, transversales y transferibles. ¿Cómo nos aseguraríamos de que fueran claves? ¿En donde se constata su transversalidad? ¿Qué sean transferibles no abarata los procesos educativos? Posteriormente me voy a detener en estas competencias genéricas, que por contradictorio que parezca, tienen mucho de ética y valores en sí mismas.

Sobre las competencias disciplinares, más que conocimientos, se dirige a procesos mentales complejos, hábitos, actitudes, procedimientos, etc. Considero que la metodología misma de la Filosofía, de la Ética y de la Axiología, como están planteadas en diversos subsistemas, responden a todos los objetivos de las competencias disciplinares desde la educación ofertada. Esto significa que estas asignaturas filosóficas, pueden constituirse en una competencia disciplinar básica, más que extendida, por manejar una problemática que atañe a todos los estudiantes de Educación Media Superior.

Respecto de las competencias profesionales, referidas al campo laboral y caracterizadas por los desempeños, solo me remito a decir que toda práctica laboral va acompañada de un discernimiento ético y moral, por la sociedad en la que se desenvuelve el trabajador, así como por los frutos del desarrollo profesional, tanto para las instituciones, como para los individuos.

En todas estas competencias confirmo y constato la importancia de la presencia de la Ética y el discernimiento de los valores para los alumnos.

La inconsistencia.

Pero aún más, me detengo ahora en las competencias genéricas, a saber:

EL ALUMNO:

  1. Se autodetermina y cuida de sí

Esta primera competencia genérica implica desde la ética un amor propio y una alteridad, es decir, la valoración de uno mismo y de los demás en función de lo que uno puede procurarse para sí. Yo le añadiría un cuidado por la naturaleza, por los demás seres humanos y una determinación por la convivencia sana y duradera con el planeta y todo el cosmos.

  1. Se expresa y se comunica

En esta segunda competencia genérica, toma una condición relevante el hecho de que la persona se comunica y se expresa en función de la libertad en la que se desenvuelve. Y todo esto implica un reconocimiento del ser humano desde la ética, con sus respectivos valores. Incluso, el formar una escala personal de valores, una autobiografía y un proyecto de vida, constituirían un conjunto de herramientas elementales para lograr esta habilidad de dominio.

  1. Piensa crítica y reflexivamente

El pensar de una manera ordenada, correcta, cierta y verdadera es una tarea que la Filosofía se plantea desde la Lógica y la argumentación. Sin embargo, esto no excluye que un pensamiento crítico y reflexivo, pasa por razonamientos de orden social, político, económico, cultural, etc y que nos lleva al discernimiento desde los valores fundamentales: Univocidad, Bondad, Verdad y Belleza. Todo acontecimiento y pensamiento acuden a este foro común a la hora de ser críticos y reflexivos a profundidad.

  1. Aprende de forma autónoma

La autonomía y la heteronomía son criterios de discernimiento moral y ético, puesto que el valor de la persona se constituye por la capacidad de llevar al plano intelectual aquello que le compete como un individuo integral y como un miembro de la una sociedad con su moral, sus leyes, sus normas y sus prerrogativas.

  1. Trabaja en forma colaborativa

La UNESCO ha hecho énfasis en una serie de principios para el aprendizaje: aprender a aprender, aprender a ser, aprender a hacer y aprender a convivir. Tal vez el último de la principios que la UNESCO ha mencionado sea el más descuidado, precisamente por el individualismo que mencionaba anteriormente.

  1. Participa con responsabilidad en la sociedad.

La responsabilidad constituye, sin duda alguna, uno de los principios básicos de la Ética, que se disciernen en los valores sostenidos por las personas y las instituciones. La responsabilidad moral de una sociedad, comienza por la responsabilidad individual y fáctica que desarrollan los individuos que componen y conforman ésta misma sociedad. Los valores se disciernen, se aplican y se revisan desde los principios de autonomía y responsabilidad.

Hoy en día se ha hecho presente en los discursos, los estatutos y los idearios de las instituciones lo que se conoce como Lexis. Ésta lexis está compuesta por una misión, una visión, unos valores, que después se transforman operativamente en objetivos, planes, programas, proyectos, etc. Los discursos organizacionales no se encuentran al margen de todos los principios mencionados en esta reflexión sobre la Educación y los valores, antes bien, se desarrollan sobre ellos para poder cumplir con lo que se ha dado por llamar la responsabilidad social, la ética profesional, las empresas socialmente responsables, el valor agregado, y la cadena de valor, por mencionar solo algunos de los parámetros que prevalecen en la ética profesional de las empresas. Hay que comprender que estos términos administrativos, aunque vengan tomados de las propuestas éticas y axiológicas, no están del todo completas, necesitan adecuarse a lo que la Filosofía va arrojando en su cotidianidad, para comparar el término de valor desde la ética y la axiología con lo que se entiende por valor agregado o la cadena de valor, y así, complementar la formación ética profesional de ejecutivos y funcionarios, por poner solo un ejemplo.

A manera de conclusión.

Hemos revisado el problema que representa educar en los valores en la sociedad actual, desplegando un estado del arte, precisando lo que se entiende por competencias, replanteando la axiología y los valores a la luz de la Ética, evidenciando manifestaciones de prácticas sociales carentes de axiología y ethos, ponderando la propuesta básica de la RIEMS en este contexto y señalando su inconsistencia. Solamente nos resta proponer para completar esta propuesta.

Todos los modelos o proyectos educativos, cada facultad, academia o colegio, cada docente, cada currícula y discurso, cada salón o aula, cada alumno o alumna, cuestionan la manera de entender y generar los valores, y proponen ejercicios Éticos, cívicos, políticos y culturales, todos los días y todos diferentes. Cuestionan las jerarquías de valores, proponen nuevas maneras de ordenar estos valores, replantean la manera de entender al ser humanos y su circunstancia; y todos ellos merecen un respeto, una atención y una escucha de parte de las autoridades educativas, si se quiere realmente ser competentes. Se deben recoger propuestas de todos estos lugares, y revisarlas con atención y detenimiento.

Al tener una serie de competencias genéricas bastante ligadas a lo que Ética y el discernimiento de los valores -la axiología- implican, es necesario replantearse el papel de la Filosofía y las Humanidades en el marco curricular común. Prácticamente, la Filosofía y sus ramas (básicamente la introducción a la Filosofía, la Lógica, la Ética, la Estética, la Teoría del Conocimiento, la Filosofía Política) deberían aparecer como una competencia disciplinar básica en todos los niveles y en todas las instituciones, debido a la importancia y la pertinencia de lo que les compete determinar en la formación de los estudiantes. ¿No sería bueno tener un Campo específico para las Humanidades, en lugar de adjuntarlo al de las ciencias Sociales, que de suyo posee metodologías y didácticas distintas?

Considero también importante, recuperar el trabajo y las reflexiones que en torno al sistema de competencias se ha desarrollado en las instituciones, para fundamentar la manera de proceder. Esto nos lleva a un cuestionamiento más profundo y difícil, pero que irremediablemente salta a la luz pública: ¿Es momento de cambiar el paradigma educativo de la Educación Media Superior desde el sistema basado en competencias? ¿No sería mejor reflexionar algún tiempo esta propuesta, implementando paulatinamente algunos de sus aportes con el fin de comenzar a verter los resultados en coloquios, asambleas, symposiums y reuniones educativas y directivas? ¿Qué responsabilidad tienen la SEP, la ANUIES, las Instituciones, Universidades y Colegios en este apremio injustificado? No podemos olvidar la Historia de los procesos educativos en México, y en específico, las tradiciones pedagógicas de la educación media superior de nuestro país.

Porque me parece que también es necesario reconsiderar las virtudes y las deficiencias de los sistemas basados en aprendizajes significativos y/o relevantes, el constructivismo, el estructuralismo, la pedagogía latinoamericana de la esperanza y del oprimido, la nueva escuela, el conductismo, el sistema Montessori, y otras que entre los mismos docentes desconocemos. Ignorar la historia de los procesos educativos nos puede llevar a la pérdida de la memoria, y por consiguiente, a la falta de identidad. En educación no existe “el borrón y cuenta nueva”.

Toda esta tarea, precisa de un diagnóstico profundo, imbricado, objetivo, claro y bien socializado y retroalimentado, con la finalidad de determinar las verdaderas causas del rezago educativo, la conexión con los problemas que proceden de la educación básica y que se heredan a la educación superior. La educación no puede ni debe homologarse, despreciando los factores económicos, políticos, culturales y sociales que interpelan las escuelas, las localidades, las regiones, las zonas geopolíticas y los subsistemas. Todo forma parte de esta realidad llamada educación.

Esto implica también autoridades educativas competentes, que atiendan a todas estas inquietudes y otras más que pueden surgir en el transcurso de los procesos educativos. Quienes dirigen la educación, y en específico, la educación media superior tienen la gran responsabilidad de conjuntar todos los esfuerzos, configurar una planeación estratégica y dar cauce a todas y cada una de las inquietudes que se manifiestan a raíz de la preocupación que ha generado la RIEMS a nivel nacional, como el caso de la comunidad Filosófica nacional, el Observatorio Filosófico de México y las asociaciones e instituciones de Filosofía. Es significativo que la UNAM se haya apartado de la RIEMS, y es un signo que cuestiona con fuerza el desempeño de dicha reforma. Creo que también los gremios docentes de las demás humanidades se pueden organizar para manifestar su postura a este respecto.

Una consulta nacional puede avisorar y manifestar algunos otros puntos de vista acerca de la RIEMS, la Ética y los valores en la educación media superior. No podemos olvidar que han habido casos de reformas educativas que no se han consultado con los docentes. Existen modelos educativos cuya plataforma esta asentada en la implementación tecnológica, pero que no responde a necesidades concretas de profesionalización, y que se han despegado de los fines que persigue la educación. Hoy en día se lucra bastante con la educación, siendo que constituye un derecho fundamental del ser humano.

Seguramente el sistema de competencias arrojará sus bondades, en su momento, pero también debe de evidenciar sus deficiencias, y también se debe de someter a escrutinio público, para evitar malas adecuaciones, o lo que es peor, asumir esta reforma por un decreto presidencial, o pero aún, por políticas externas y adversas a la situación socioeconómica de México. Hay mucho trabajo por hacer.



[1] MORA, FERRATER. Diccionario de Filosofía. Volumen 2. Sudamericana. 1965. Argentina. p. 868.

[2] IBID. Cfr también en KANT, EMANUEL. Crítica de la Razón Pura. Porrúa. 2003. México. p. XXVII. Kant publica en 1797.

[3] ABBAGNANO, NICOLA. Diccionario de Filosofía. FCE. 1998. México. p. 120.

[4] FRONDIZI, RISIERI. ¿Qué son los valores? Breviarios 135. FCE. 1995. México. p. 11.

[5] IBID. pp. 15 y 17.

[6] IBID. p. 19.

[7] IBID. p. 20.

[8] IBID. p. 24.

[9] IBID. p. 27.

[10] RAMOS, SAMUEL. Hacia un nuevo humanismo. UNAM. 2000. México. p. 78.

[11] IBID. p. 78.

[12] CASO, ANTONIO. El concepto de la Historia Universal y la Filosofía de los valores. UNAM. 2000. México. p. 82

1 comentario:

  1. Le invito a visitar dos sitios de Internet donde estoy editando un ENSAYO CONSTITUYENTE MUESTRA.

    http://constituyentecivil-mexico2010.blogspot.com
    http://gacetaconstituyente-mexico2010.blogspot.com

    Saludos.
    Alfredo Loredo.
    Sn Luis Potosí. Mx.

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